Ko Phi Phi Don: el lugar que toda persona sueña conocer


El tiempo transcurrido en tierra firme había superado las expectativas puestas en un comienzo: una semana de permanencia en Krabi había sido más que suficiente como para recobrar energías. Ahora, la mira estaba puesta en un conjunto de islas ubicado a poco más de 40kms de tierra firme, sobre el mar de Andaman. 
Ko Phi Phi Don es la más importante de ellas en cuanto a tamaño, pero también en cuanto a desarrollo, ya que allí se encuentran prácticamente todos los alojamientos y servicios que los turistas puedan llegar a necesitar. Algunas otras islas, más pequeñas, sólo son visitadas durante el día por excursiones náuticas que recalan en ellas por breves períodos, sin habitantes permanentes o posibilidades de alojamientos turísticos.  Hasta allí llegamos utilizando los servicios de un moderno catamarán, en el cual Eliane, Henrique y yo, conoceríamos además a Javier y Elena, dos argentos con los que compartiríamos parte de nuestra estadía.  
En el pasado, Phi Phi ha sido famosa por su entorno verdaderamente increíble en el corazón de la costa de Andamán, la cual presenta arenas blancas y aguas turquesas y cristalinas, rodeadas de acantilados de piedra caliza, que le han valido la posibilidad de ser elegida como escenario natural para la filmación de la película “The Beach”, de Leonardo Di Caprio.  


Vista desde lo alto, Ko Phi Phi da la impresión de estar formada por dos pequeñas islas unidas a través de un istmo de arena que las comunica, dando lugar a dos hermosas bahías con orientaciones y  características bien definidas. El barco se apeó en el muelle de la bahía de Ton Sai, desde donde se debe caminar a través de estrechas calles enmarcadas por gran cantidad de comercios, restaurantes, bares y hoteles. Todo en Ko Phi Phi se visita caminando, a excepción claro está, de todo aquello que únicamente se puede alcanzar navegando. 

El lugar es simplemente paradisíaco, y difícilmente uno puede imaginarse que tanta belleza pudiese guardar algún evento trágico en su historia. Pero es así, y eso se hace evidente a medida que uno va conociendo la isla y prestando atención a pequeños detalles como, simplemente, la carteleria informativa desplegada en cada rincón. 

El 26 de diciembre del 2004 prácticamente toda la isla fue devastada por la acción de un tsunami, el cual amenazó con desaparecer este pequeño paraíso, causando una destrucción masiva en su camino. Pero no pasó mucho tiempo para que una operación a gran escala se ocupara de la reconstrucción del lugar, devolviendo a su sitio a los habitantes que todo lo habían perdido. Ese operativo de reconstrucción empleó no solo a toda la comunidad tailandesa, sino también a voluntarios de diversas nacionalidades, que se acercaron para trabajar en conjunto, y así poder sacar nuevamente adelante al lugar. 

Para el que sólo se detiene a observar el paisaje, quizás pudiera pasar desapercibido éste hecho tan triste, pero para aquellos quienes caminan tratando de observar cada detalle, las señales son evidentes. Y es escalofriante, por cierto, observar sobre la playa los carteles que dan cuenta de que uno se encuentra en un sitio donde es posible que se suceda un tsunami; o de repente formar parte de un simulacro de catástrofe al oír el sonar de las sirenas, debiendo salir corriendo inmediatamente hacia las zonas más altas de la isla, cuyo recorrido está indicado al detalle en cada esquina del poblado. Ciertamente es fuerte, y para el razonamiento simple de alguien que está de paseo, hasta inimaginable que un lugar tan sorprendentemente hermoso, pudiera guardar un peligro semejante. Pero recuperados rápidamente de la primera impresión, y habituados a movernos libremente, comenzamos a degustar las bondades de un lugar en donde todo está preparado para el disfrute y la diversión permanentes. 

Durante uno de los muchos paseos a pie por el pueblo, se me ocurrió la loca idea de tratar de conseguir un libro en castellano para poder matar los ratos de ocio, sin saber que esa ocurrencia nos regalaría la chance de conocer a Suzanne y Martine, dos francesas con mucha buena onda que pasarían a formar parte del grupo de nuevos amigos con el cual compartiría horas enteras sentados bajo el sol, paseos, comidas y salidas nocturnas. 

Dos días se habían sucedido ya de nuestro arribo, cuando decidimos formar parte del tour que recorre las islas vecinas, descendiendo en algunas de ellas y pudiendo además nadar y hacer snorkel entre arrecifes de coral. Así es que se abrió ante nosotros un mundo increíble, con multiplicidad de formas y colores. Esto es lo que uno se encuentra con hacer algo tan básico como snorkkeling. Corales de variadas formas, tamaños y colores; algas; peces, de colores fluorescentes algunos, y camuflados con el entorno, otros; erizos de mar; tortugas gigantes; serpientes; conchas marinas; pequeños tiburones; rayas; etc. Un universo diferente, pero no menos asombroso y enigmático, se halla bajo las aguas límpidas y transparentes de este mar tropical. Buscar a Nemo? No hizo falta. Nemo nos encontró a Nosotros!! Así, como en la película, estos pececitos llamados Clown Fish,  se pasean sin reparos, de un lugar a otro, entre los corales, mientras algún turista camuflado con antiparras y patas de rana, los observa asombrado y divertido. 

Así fue pasando nuestro día, visitando algunas de las islas más importantes: Bamboo Beach, Shack Point, Monkey Beach, Maya Bay (donde se filmara la película), etc. También vivimos experiencias nuevas como nadar sobre un cordón coralino o alimentar parados en el agua, con trozos de sandía,  a un grupo innumerable de peces de fabulosas rayas negras y amarillas. Playas extensas de arenas blancas y finas, de aguas calmas como una inmensa pileta, con bosques en sus márgenes, y arrecifes de coral formando una barrera natural, son el paisaje característico del lugar, donde todo parece pintado a mano, y cada cosa ocupa el lugar exacto que debería ocupar. Nada desentona. Todo es perfecto. 

Pero una jornada como la acontecida no podía finalizar así como así, por lo que todos juntos decidimos asistir a uno de los bares de moda, en donde (sin saberlo) el clima del grupo comenzaría a modificarse.  










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