De vuelta a la civilización.....


India había quedado atrás, y Malasia me esperaba nuevamente. Una tierra donde todo lo que ves, es lo que es (sin sorpresas); que me había maravillado, y donde había pasado muy gratos momentos al comenzar mi itinerario. Un lugar donde no hay sonidos estridentes fuera de los acostumbrados en toda gran ciudad; con calles más bien limpias y ordenadas, sin animales sueltos que entorpezcan el andar, ni el acoso permanente de los vendedores ambulantes que, incluso aquí, pululan por doquier. Un lugar donde poder poner la cabeza en orden, y decidir qué hacer, que rumbo tomar, ya que aún me quedaba mucho tiempo por delante para seguir viajando pero, increíblemente, nunca había contemplado la posibilidad de pensar en un “plan B”.  

Y  también pesaban los sentimientos. Y cómo no deberían de hacerlo si aquí había comenzado todo: en éstas tierras hice mi debut puertas afuera, dando los primeros pasos de una aventura que ya había modificado su itinerario en reiteradas oportunidades, dejándose enredar entre comentarios y recomendaciones de viajeros, que delineaban mi camino al ir marchando.