Kathmandú. Cautivante y misteriosa....

Pensar en Kathmandu es pensar en magia, historia, encanto, misticismo. Todo esto, y mucho más, conjugado con una arquitectura muy especial, y una vida sumamente ajetreada que invade sus calles. La ciudad nos recibió tarde por la noche, con un corte de luz generalizado, pero con un encanto y una vida que potenció la expectativa que teníamos puesta en este lugar.

Dejando atrás los Himalayas...

Las montañas me habían hechizado. Las experiencias vividas en su seno me generaban un magnetismo casi irresistible, negándome íntimamente a abandonarlas, aunque con la conciencia de saber que mucho más cosas aún nos estaban aguardando para ser disfrutadas y compartidas. La razón se impuso, pero me fui alejando de los Himalayas con cierto recelo, y sabiendo que el influjo de sus recuerdos me seguirían acompañando casi como su presencia: eternamente.