Nuevos amigos, y un sin fin de buenos momentos compartidos...


Imaginemos: edificios con siglos de antigüedad; estrechas calles en desniveles; pasadizos; un hermoso lago en cuyo centro se alza imponente un majestuoso Hotel, otrora Palacio, alumbrado por farolas; el actual City Palace (residencia del Maharajá), con sus altas murallas resplandeciendo en la luz mortecina del alba; contornos montañosos que se insinúan en el horizonte;  el silencio del amanecer y de una población que todavía descansa, y un sol que juega a aparecer, cubriendo todo con sutiles rayos dorados.... Esa fue la primera impresión que tuve de Udaipur, "La Ciudad Rosa".