Taman Negara National Park...

Tan sólo libertad, es la definición inequívoca de mis sensaciones en este momento. Una libertad sólo “cortada” por el apego sentimental que me une a la gente que amo y que me espera. Y una palabra (casa), que se ve modificada en su raíz, abarcando ahora un criterio mucho más amplio que el habitual, donde ya no hace referencia a su significación tradicional de hogar, sino a un país lejano, al otro lado del mapa.

Este viaje no son simples vacaciones, sino una parte íntegra de mi vida. La vida misma, que transcurre frente a mí, y no sólo una porción de ella. Yo soy aquello que hago, y lo que hago marca el rumbo de mi vida. Ya no observo desde la butaca; en este episodio, me toca ser protagonista.

Finalmente, decidimos viajar hacia el corazón mismo de la selva malaya, y luego de varias combinaciones de bus, llegamos a Tampin, una vieja estación de trenes en la cual unas partidas de naipe, te con galletitas y algunas fotos, fueron nuestro pasatiempo durante las casi 6 horas de espera que tuvimos, tirados en el andén.
Viajamos en la "economy class" de este Jungle Train que nos iba a depositar en Jerantut, una pequeña ciudad sin mucho para ver, pero que sirve de puerta de entrada a los atractivos que la selva ofrece. La experiencia fue muy buena, y nos sirvió para darnos cuenta como, con un poco de buena voluntad, un servicio simple pero eficaz como el de este tren, nos aleja tanto a nosotros de poseer un buen servicio férreo...
Pasamos la noche en un hostel baratito baratito (algo así como $ 7.- por persona), dimos algunas vueltas por la población y luego (aunque muy a nuestro pesar), no nos quedo más remedio que caer en las manos de un operador turístico para poder acercarnos hasta el famoso Taman Negara National Park, el más famoso de los parques nacionales de este país.

A bordo de un no muy seguro bote de madera a motor, compartido con gringos, irlandeses y algunos asiáticos, realizamos un recorrido por el rio. Lo poco seguro de la travesía se veía compensado de alguna manera por lo autóctono del paseo, por la emoción que denotaba, y por lo paisajístico del entorno. Pero todo esto quedo de lado cuando la lluvia nos empezó a dar de lleno, en medio de un gran cauce de agua que corría a contramano nuestro cada vez con más fuerza, sin ningún tipo de protección donde cobijarnos, y mientras nuestro "capitán" mostraba signos de estar por dormirse en cualquier momento (guías amigos, estos les debe sonar conocido no???). Fue un viaje de unas 3 horas, de las cuales al menos 2 pasaron en estas condiciones, llegando a destino totalmente empapados y muertos de frio. Podría decirse que como experiencia valió la pena, pero francamente no tanto como para querer repetirlo en otra oportunidad.
Sin muchas otras alternativas, nos tuvimos que alojar en una habitación compartida con dos inglesas rubias medio tontas, en Kuala Tahan, un poblado en medio de la selva que no ofrece nada pintoresco para quien lo visita.

Al día siguiente, y dispuestos a ponerle algo de buena onda, amanecimos con la idea de poder disfrutar del parque. Luego de cruzar el rio en bote, tan solo pudimos realizar uno de los varios recorridos habituales, ya que los caminos estaban anegados y no paró de llover, y cada vez con más fuerza. Empapados, con frio, y bastante decepcionados, nos volvimos para el Hostel. Pasamos una tarde un poco aburrida, sin mucho para hacer, y como para cerrar una estadía imperfecta, se produjo un corte de luz general en medio de la Jungla!!!!!!!! No se veía absolutamente nada, por ningún lado, así que a dormir tempranito, y al día siguiente, arremetimos contra el primer bote que nos devolviera a la civilización.

El Taman Negara National Park está considerado como el parque nacional más importante de Malasia, siendo además, la jungla más antigua y mejor conservada del país (lo que le ha valido la consideración de estar incluido entre una de las grandes maravillas naturales del mundo). Es indudable su valor ecológico en tanto la cantidad de ejemplares diversos de flora y fauna que alberga, pero debido a las similitudes que presenta con nuestra selva misionera, y las pésimas condiciones climáticas que nos acompañaron, la visita al corazón mismo de la selva malaya no alcanzó siquiera para cubrir las más mínimas de nuestras expectativas. Quizás, con un poco de sol y buen tiempo, podríamos haber conocido lo mejor de este lugar, y la historia hubiese sido diferente.