Demostrado quedó que no puedo con mi genio, sobre todo, si
me agarran desprevenido. Así fue en el tren, camino a Jaipur, durante un viaje
nocturno. Para que un chico no quedara separado de la familia accedí a
cambiarle mi litera, siendo el resultado previsible: casi no dormí. La cama en
suerte me tocó paralela al pasillo (al lado del ir y venir de la gente),
resultó ser más corta que el resto y las 2 ventanas no se cerraban con firmeza,
así que el frío se hizo sentir durante todo el viaje. Amanecido antes de
amanecer, así arribé a Jaipur, la más grande de las ciudades de este estado, y también
la más polucionada, ruidosa y súper poblada. Lo sabía, pero esperaba que su
centro histórico y edificios importantes contrastaran con el resto. No fue tan
así.
Visitando el Templo de las ratas
Sentado en el piso de la estación de trenes me encuentro,
mientras un tumulto de gente a mi alrededor sigue con los modelos a los cuales
(a pesar del tiempo), no logro acostumbrarme: niños pidiendo dinero; un chico
semi desnutrido se arrastra por el piso suplicando una limosna; otro que
arregla bolsos vuelve a la carga por un pequeño parche en mi mochila, sin
hacerse eco de mi firme y ya no tan amigable negativa; una mujer intenta levantarse
del piso luego de haber sido embestida por un carro que transporta mercaderías,
etc. Todo sucede en este andén como, al mismo tiempo, en muchos otros andenes
de esta inexplicable India.
Jodhpur, la Ciudad Azul, y un casamiento hindú ..
Arena, camellos y otras hierbas…
Cuando, organizando el viaje, pensé en hacer un safari en
camello, se me ocurrieron obviedades tales como: desierto, calor, médanos,
dolor de huevos, olor a camello, etc.; ahora, lo que jamás se me había
ocurrido, es que pudiera llegar a resultar en una experiencia tan divertida!
Montados en el jeep, todos medios apretados y con las provisiones metidas en la
entrepierna, fuimos dejando atrás la ciudad. El grupo estaba formado por nosotros (Fabrize, Laura, Sam y yo), y otras 4 personas que se nos sumaron
al momento de comenzar y de las cuales, increíblemente, dos eran también
argentinas.
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